Fiestas patronales
Es San Isidro y la ciudad se tiñe de un color nuevo que no habíamos visto juntos todavía. Una cosa más para la lista de las primeras veces: el aire de Madrid a mediados de mayo. Pienso que, a veces, está muy bien escapar de la conciencia del tiempo y dejarse sorprender. Pestañeas y tienes dos claveles en la cabeza. Y también he pensado alguna vez más en estos días, que no podría haber sido en otro mes. Está cambiando el suelo, el de nosotros. Hay un par de grietas y algún que otro motivo para decir que no es buen momento. Yo tengo cemento en el bolso para arreglar el suelo y tú tienes la facilidad para regalar bondad a un mal momento. Si el tiempo fuera una persona, se enamoraría de ti. En estos días en los que el suelo ha cambiado y yo pensaba que se iba a extinguir para siempre, suena un chotis por las calles de mi barrio. Yo no dejaba de pensar cómo iba a bailar la gente un chotis si de repente el suelo ya no existía. Por suerte estamos aquí, vivos, esta noche. Me estás enseñando la importancia del presente. Es el primer año que me pongo un clavel rojo y otro blanco. Es el primer año que me hace ilusión una fiesta patronal. Es el primer año en el que alguien me llama guapa varias veces seguidas. Se piensa mucho en el amor cuando llegan las fiestas. Yo pienso en ti también cuando se acaban.
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